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Desde la instauración en 1993 del Premio Nacional de Arte Gráfico, la Calcografía Nacional dedica una amplia exposición a cada uno de los distinguidos con este galardón destinado a reconocer la labor de los creadores que se dedican al grabado, además de impulsar la práctica y estimular el coleccionismo de obras de esta especialidad. Le llega ahora el turno de esta muestra–homenaje a José Manuel Broto, ganador del premio correspondiente a 2017, cuyas obras pueden verse en la veterana institución hasta el 10 de marzo.

A lo largo de una trayectoria de más de cuatro décadas asociada al constructivismo y la neoabstracción, Broto ha recibido, entre otras, distinciones tan destacadas como el Premio Nacional de Artes Plásticas, en 1995. Además de la inspiración de su creación pictórica, el artista aragonés destaca por su capacidad para trasladarla a la obra gráfica, a la que siempre ha concedido gran protagonismo, concibiéndola como una labor colectiva.

“Pocos artistas son capaces de realizar su propia obra gráfica”, afirma, destacando que para esta labor, además del dominio de las diferentes técnicas y de buenas dosis de paciencia y minuciosidad, es necesario “estar dispuesto a trabajar en equipo”. Por ello ha planteado su actual exposición no solo como una retrospectiva,sino también como un homenaje a los grabadores y estampadores con los que ha trabajado, a los que atribuye gran parte del mérito de series como Los Vientos, Carlo Gesualdo o Jazz Trinidad, incluidas en una muestra que recorre la producción de sus años fundamentales, desde 1984 hasta hoy.