El aficionado a las cosas de la mesa, además de sus establecimientos favoritos, de sitios rutilantes y de las últimas aperturas, necesita en su agenda de lugares a los que acudir donde la ceremonia del comer se desarrolle por derroteros conocidos. Materia prima cuidada, un tratamiento que la respete sin buscar piruetas, ambiente agradable y factura benévola. Candeli, el restaurante de los hermanos Francisco y Alberto Rivera en la tabernera calle de Ponzano, no se desvía un ápice de esos parámetros. Sumilleres ambos y sobrinos de uno de los hosteleros de referencia en Madrid, Gerardo Oter, pasaron por sus establecimientos antes de montar su propio restaurante hace tres años, con una parrilla de carbón a la vista de la concurrencia que marca buena parte de su propuesta.

Como aperitivo, una sabrosa y nada agresiva chistorra de Arbizu. El dulzor de un espárrago blanco cocido y servido tibio, es matizado por el golpe de parrilla con el que se culmina. Algo pasado de cocción el carabinero, aunque la cocina se reivindica pocos platos después con una corvina sin peros. Una alcachofa confitada se sirve sobre un puré de patata y ragú de rabo de vaca, menos contundente de lo que suena. En la carne roja, que se deja madurar entre 40 y 45 días, ofrece sabores que convencerán a la gran mayoría. Un lugar que incorporar a la agenda.