La palabra mágica del hada madrina de La Cenicienta sirve como hilo conductor para el concepto y la carta de este pequeño gran restaurante del barrio Salamanca que ha conseguido hechizar a los foodies más exigentes de la capital en apenas dos años. Dicen que quien tiene magia no necesita trucos, y ese es el caso de Juan (cocina), Natalia (sala) y Sergio (gestión), tres socios que han hecho realidad el sueño de abrir su propio restaurante y hacer de él un lugar que pueda disfrutar todo el mundo.
Un local acogedor, con el tamaño idóneo para que el servicio sea atento y el trato personalizado, donde el comensal puede elegir degustar el mismo menú a pie de barra en sillas altas o en sala en mesas bajas, anuncia la calidez que vamos a poder gozar también en el plato. Recetas de siempre con un guiño internacional, viajado y cosmopolita que aportan un nuevo aire y un gusto más fresco a una cocina de mercado con alma de fusión. Magia gastronómica que se materializa en apetecibles creaciones como el ajoblanco de coco con sardina ahumada y licuado de rúcula, las croquetas de pringá, las manitas de cerdo en salsa brava de curry rojo, los rollitos de rabo de toro con cremoso de apionabo, el cremoso de puerros y aire de limón o el tataki de salmón fresco con alga wakame.