Ya lo decía Gardel, veinte años no es nada. Puede serlo todo. El Inti de Oro es el mejor ejemplo de que la madurez no la marcan los años sino la experiencia. Fue el primer peruano deMadrid y, con más de un cuarto de siglo a sus espaldas y dos establecimientos (tiene un hermano joven y moderno en Edgar Neville, 17, Castellana) sigue apostando por ir más allá, ofreciendo una cocina creativa y sofisticada. Comer en el Inti es viajar con los sentidos a Perú. Los platos, escogidos del recetario de comida tradicional peruana y preparados por un buen equipo de profesionales del país, emplean los ingredientes de la tierra para que el sabor no defraude a los conocedores de esta popular cocina sudamericana, y conquiste a los principiantes. Y es que desde que El Inti de Oro abrió sus puertas en 1991 de la mano de León Carrillo (El Inca), la mayor preocupación del equipo es que los clientes queden completamente satisfechos. Del local de Ventura de la Vega, hoy dirigido por el encantador Germán Cubas, no puedes irte sin acompañar el cebiche clásico con un pisco sour, pues es sin lugar a dudas uno de los mejores de la ciudad. Los tiraditos, el anticucho de corazón de res, el ají de gallina y el quinoto mar y tierra, son sólo algunos de los platos imprescindibles.
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