“Me llaman la Agrado, porque toda mi vida sólo he pretendido hacerle la vida agradable a los demás”. De este homenaje a Almodóvar y su película Todo sobre mi madre la Taberna Agrado ha hecho su filosofía: ‘agradar’ a la clientela. Una carta llena de sorpresas y un atento y simpático equipo que proclama qué bello es vivir, dan vida a lo que fuera uno de los prostíbulos más conocidos de la capital. Nadie se rinde ante los encantos de la Hamburguesa Agrado, de carne de buey y presa ibérica cortada a cuchillo con kétchup casero, ni a sus mini vieiras a la plancha o su secreto ibérico o sus mejillones de Pontevedra Etiqueta Negra con salsa picante. Tampoco hay nadie que no se deje seducir por su exquisita selección de vinos, en la que tienen cabida denominaciones de origen nacionales e internacionales, blancos, tintos, rosados y espumosos. Salir satisfecho de esta taberna tan poco convencional, es tan habitual como volver a ella casi por inercia y sin que sea festivo, aunque es durante el fin de semana cuando Agrado nos invita a alargar la sonrisa tomando una copa en el cabaret de la puerta de al lado. Punto de encuentro de caras conocidas del cine español y la escena teatral madrileña, esta taberna es todo un referente gastronómico del barrio de Maravillas y una parada obligada en la ruta de tiendas por el Triángulo de Ballesta.