Más de diez cachopos ‘gourmet’, algunos de ellos, como el de merluza rellena de centollo, únicos en Madrid, pescados y guisos de llorar, respaldan la suculenta propuesta de La Madreña, la cocina asturiana que se ha propuesto renovar la tradición en el Paseo de la Castellana. La clave de que este tercer restaurante de la familia esté lleno a diario está en el producto siempre fresco (ternera roja asturiana, pixín de barriga negra de Luarca, pescados y mariscos del Cantábrico, gamba de Huelva, tomates de la huerta almeriense, espárragos trigueros de Guadalajara o fresas de Jerez de la Frontera), en el cuidado exhaustivo en las elaboraciones (las alcachofas se limpian una a una durante 45 minutos, los langostinos se desvenan minuciosamente con un palillo y algunos pescados se desespinan a la vista del cliente) y esa manera tan suya de hacer que recetas potentes y rústicas de la cocina tradicional asturiana pasen a ser delicadas y sofisticadas. Con un equipo de sala que merece ser destacado y una bodega clásica y bien surtida, su oferta es la expresión más pura del recetario astur de toda la vida y un homenaje a su excelente despensa, con la fabada (una de las más reclamadas de la capital incluso en verano), sus originales cachopos y la tarta de queso ‘receta secreta’ (obligatorio dejar hueco) como emblemas de la casa.