¡Aquí hay más que tomate! También hay mariscos, frutas... Los menús estivales nos sorprenden con propuestas de gazpachos y salmorejos aderezados con los ingredientes más insospechados
Aunque el gazpacho sea uno de esos platos de los que suele afirmarse que admite tantas recetas como cocineros, sí podría establecerse un acuerdo de mínimos sobre su origen andaluz y la presencia de tomate, aceite, vinagre, ajo, sal, pan y agua (fría, por supuesto) como ingredientes básicos. Habría muchos partidarios de incluir el pepino, aunque la alargada cucurbitácea cuenta con, al menos, la misma cantidad de intolerantes a sus efectos digestivos. Con o sin pepino, el sabroso y refrescante resultado de combinar tan humildes componentes ha coronado desde hace siglos al gazpacho como rey de una cocina veraniega de supervivencia frente a los rigores del clima y la economía, junto a parientes próximos –en lo geográfico y culinario– como el salmorejo (de textura más cremosa) o el ajoblanco (con almendras en lugar de tomates).